Yo atesoro momentos en los que las risas no se detienen, las miradas de complicidad me envuelven y las palabras me conectan.
Colecciono sonrisas, gestos y roces inesperados.
Conservo vivencias compartidas con aquellos que me quisieron, me transmitieron y me aportaron… ya lo hicieran por años, meses, días o minutos.
La vida nos pone a personas en nuestro camino con un sentido; a veces de una manera más transcendental, otras veces solo para recordarnos que estamos vivos y que, sea cuál sea la situación que estemos transitando, la vida sigue y depende de nuestra mirada el saber apreciarlo.
Hoy quiero agradecer a todas las personas que por un instante, o por muchos, me hicieron sentir, emocionarme, aprender, entender mis sombras y brillar.
Mil gracias también a todas aquellas que me permitieron ofrecerles algo.
¿Y tú, qué momentos atesoras y agradeces?